miércoles, 22 de diciembre de 2010

Felices fiestas.

Estamos en fechas de personalidad propia. Días de entrañables propensiones. Sobre todo con los tiempos que corren de melancólicos sueños de paraísos perdidos. En busca de una nueva felicidad, que siempre es la misma pero de diferentes olores, afrontamos el día a día.

Y a veces un buen regalo es la palabra, poseedora de sentimiento, magia y sabiduría. Por eso, para desearos lo mejor en estos días, os obsequio con una dádiva literaria.

El elegido es el poeta romántico británico por antonomasia, George Gordon Byron. Su vida fue de película, como diríamos hoy. Conquistador de corazones, hombre del día a día en constante apasionamiento. Arquetipo, en definitiva, de lo que popularmente conocemos hoy como romanticismo. Hasta su muerte estaba dentro de la obra vital; allá por tierras griegas, en una guerra en la que no llegó a luchar, debido a la intercesión de una voraz enfermedad tan ávida como sus sentimientos. Iracundia de hiel, no se lo esperó y dejó obra sin terminar.

No es fácil encontrar su legado literario en español, pues que yo sepa, toda su obra sólo se ha recopilado una vez en conjunto. Fue en Argentina, en 1973. Hasta hoy sólo tenemos selecciones sueltas en diferentes ediciones.

El poema que os regalo es una obrita que me encanta porque en unos pocos versos reúne los arquetipos del romanticismo: amor, muerte, autodestrucción, trascendencia… Y además está traducido por el cubano Gabriel de Zéndegui. Hombre de letras y política, de vida zigzagueante y conocedor de escritores ingleses. Quizás, la persona indicada para traducir a un poeta como Lord Byron.

“Si amor perdura” es una muestra del caleidoscopio sentimental de un romántico como tal, que a pesar de vivir intensamente, poblaban su interior recovecos ocultos tras sombras, llenos de insondables desazones. A lo mejor, para subvertir ese proceloso sentimiento, Byron vivía cada día como si fuese el último. Tanto es así que cuando le hicieron la autopsia, se dice, su joven corazón de treinta y seis años, parecía tener sesenta lo menos. Una energía consumida sin límites. Como su poesía. Que la disfrutéis.

Felices fiestas.



SI AMOR PERDURA



Si al mundo sublimado en el misterio


También va nuestro amor, y llama pura


A las almas de allí de afán depura,


La muerte será entonces libertad.


Acuda con su bien al que la espera...


¡Bendito sea el misterio!... Que su vuelo


Levante el alma exulta y su desvelo


Se consuma en tu fuego, Eternidad!


¿Por qué no será así?... Cuando forzado


Llega el hombre a la boca del abismo


Si vacila en saltar no es por sí mismo,


Su amor es el que le aferra a este existir.


¡Ah!, dejadnos creer que en la otra vida


El alma encontrará a su confidente,


Con ella beberá en la eterna fuente,


Y luego nunca volverá a morir.




P. M. T.


viernes, 17 de diciembre de 2010

Segunda piel.



El grupo musical Segunda Piel está perfilando su nuevo trabajo que verá la luz a principios del año que viene. Para este ocasión han contado con mi labor fotográfica, que se encuentra en fase de buena esperanza, para dar a luz un reportaje que ha incluido la presencia de la modelo Marysa García.

De adelanto he aquí una foto de la formación. Darán que hablar. Su rock escrupuloso de acompañamiento bien conjuntado, viste a la voz de su cantante, Carlos Morte, con la rabia de un rayo y la frescura del rocío. Eso, entre otras cosas, es el rock: una bella espada envuelta en seda.

Seda fina para los oídos.


http://www.segunda-piel.com


sábado, 11 de diciembre de 2010

España, año cero. La construcción simbólica del franquismo.



Sobre la Guerra Civil española, y su posterior régimen, hay una ingente bibliografía sustentada en una historiografía en constante evolución. Perspectivas varias, opiniones diversas, aparición de nuevos campos de trabajo y explicaciones disímiles que no hacen sino enriquecer la comprensión de esta etapa de nuestra historia. Este año ha aparecido un estudio concreto, basado por cierto en una tesis universitaria, que nos muestra las bases confluyentes que dieron lugar al régimen del dictador Francisco Franco. El título es concluyente: “España, año cero. La construcción simbólica del franquismo.”

Conocido es el sistema que se instauró tras la Guerra Civil. O cuando menos los tópicos del mismo que subyacen en el acerbo cultural de la época actual. Unos tiempos, los nuestros, totalmente distintos y evolucionados pero que prosiguen a la sombra de un periodo de la historia de España, todavía cercano y candente. Es pues provechoso conocer todas las facetas de esa época posbélica si queremos acercarnos a la verdad de los hechos.

Para mejorar esa comprensión, la autora Zira Box ha realizado un estudiado compendio de dos campos de trabajo historiográfico. Uno y epigráfico, trata sobre los símbolos de la mentalidad del régimen franquista que se instauró. Y bajo la piel del mismo, la autora nos cuenta el discurrir del proceso de ensamblaje de las diferentes vertientes de opinión que se unieron en un bando que acabó enfrentándose violentamente contra otro. A la vez se nos van mostrando las semblanzas ideológicas de esos pensamientos que se alzaron contra la II República y lo que es más importante y decisivo, su convivencia en el proyecto común del futuro de España. Porque tanto un bando, los sublevados contra el gobierno central republicano, como los del otro, los republicanos, luchaban por un concepto social y nacional. Este es el punto de partida del estudio que nos atañe. Y es ahí donde supone un buen acercamiento a la comprensión de un conflicto y su posterior dictadura militar.

Como en su título indica, Zira Box explica el origen y las formas de los símbolos del régimen franquista en los que perduraría una ideología durante cuarenta años. Esto incluye fiestas nacionales, monumentos conmemorativos y reparto del poder tras el final de la guerra. Esto último es muy importante pues es ahí donde se ve el peso que tenía cada corriente aglutinada bajo las fuerzas sublevadas, que luego se convertirían en el Movimiento Nacional con Francisco Franco como líder. De esta manera la autora nos guía y explica, de forma accesible, a través de esos ingredientes orgánicos que apoyaron la causa nacional. Desde posturas completamente fascistas como Falange Española, hasta defensores monárquicos, hubo un abanico de opiniones y deseos para la nueva España por la que se luchaba, que acabaron por fusionarse en un régimen único. Ese proceso de fusión aparece excelentemente estudiado en este trabajo.

“España, año cero.” supone así para el lector, una gran puerta de entrada ante un periodo de la historia de España en el que es fácil perderse entre tanta bibliografía. En constante revisitación, los puntos de vista son variados: políticos, militares, sociales, religiosos… Zira Box desgrana la base ideológica que se aplicaría a la sociedad española durante cuatro décadas. Un alzamiento militar movido por una idealización fragmentada de España, un régimen franquista basado en la sangre derramada a modo de sacrificio y un objetivo común supervisado por el dios cristiano católico.

Ese movimiento común que abanderó Franco, supuso un proceso de asimilación de las diferentes doctrinas que acabó fagocitándolas, en el sentido de que todas ellas fueron perdiendo peso ante la figura de un líder que prácticamente derivó en un sistema autárquico. Quizás ahí Zira Box podría haberse explayado más en determinados temas. Por ejemplo, las divergencias entre algunos generales del alzamiento: Emilio Mola, Queipo de Llano... O la captura y muerte de José Antonio Primo de Rivera, momento que se refleja en el libro a través de su grandiosa inhumación en El Escorial.

La nota esclarecedora final, que concluimos tras la lectura, es una aproximación a lo heterogéneo de un alzamiento contra el poder establecido republicano y una imposición rígida y violenta de la autoridad determinada tras la guerra. Las claves de lo que luego fue el Movimiento Nacional quedan magníficamente expuestas en este trabajo. Y a su vez supone la muestra de algo esencial para la comprensión de esa etapa de la historia de España: el simbolismo, la semiología de una creencia que perdura a través de un pasado materializado en una idealización física y moral. La guerra, con perdedores incluso dentro del lado ganador. La moral de una sociedad, su religión y su convivencia, salvaguardadas por fantasmas del pasado, alimento de una rigidez diabólicamente necesaria para permanecer en el poder y sostener un orden y una paz hastiadas por una lucha fratricida.



“España, año cero.”

La construcción simbólica del franquismo.

Zira Box

Alianza Editorial

2010


lunes, 22 de noviembre de 2010

Diez años entre muertos y vivos.



Por estas fechas del penúltimo mes del año, suelo hacer un recordatorio en mi blog. Y es la aventura que iniciamos Miguel Sanza y el que suscribe, para dar vida a un espíritu de divulgación funeraria que es el sitio web del cementerio de Torrero. En esta ocasión, además estamos de celebración: diez años en la Red.

Cuando no había espacios en Internet dedicados a cementerios, y tampoco se hacían visitas turísticas guiadas por nuestra ciudad de los Muertos, dos personas apostamos por difundir el concepto en España que confería a las necrópolis la oportunidad de ser vistas como museos de Historia y Arte. Un lugar para el reencuentro con los seres fallecidos, y una oportunidad de ver la historia pasada a través de los que la hicieron posible; los que, de una u otra manera, la escribieron en vida. Con un buen equipo de diseñadores y programadores cumplimos un sueño. Y seguimos soñando.

A fecha de hoy nos congratulamos en ser un punto de referencia para todo aquel que necesite conocer nuestro camposanto de Torrero. Creemos que lo que hay en su interior merece la pena.

Prueba de esto es la cantidad de movimiento informativo que ha tenido nuestro cementerio en las últimas semanas. De ello y mucho más informamos en el web. Como cada año, y con un futuro henchido de expectación y gusto por la cultura de ultratumba, nosotros seguiremos tomando el pulso a la actualidad y al pasado; hoy muy vivo y luminoso, en la ciudad de los Muertos.



http://www.cementerio-zaragoza.com

jueves, 18 de noviembre de 2010

I Jornada sobre Trastornos del Equilibrio.



Hace años, un día como otro cualquiera, el que suscribe este blog, presenció como todas las cosas que estaban en derrededor, comenzaban a girar a un ritmo espeluznante. Ante semejante vorágine irremediable, el aparato digestivo se unió en nefasta solidaridad, haciendo que todo el organismo se rindiera a la evidencia de que algo no funcionaba bien. El cerebro, ese gran campo de exploración científica, en muchos aspectos todavía ignoto, mostró un punto débil al que acostumbrarse de por vida.

Ese punto de debilidad lo acotó el médico francés Prosper Ménière en 1861; desde entonces llevó su nombre. Comúnmente conocemos estos cuadros como Vértigos. El descubrimiento fue capital para dotar a esta enfermedad de identidad propia. Identidad todavía no muy conocida pero cada vez más extendida. Un malhadado club al que pertenezco.

Desde 1995 el Hospital Miguel Servet de Zaragoza posee una unidad del Vértigo y nuestra tierra aglutina también a los afectados en torno a una asociación. Parece que cada vez más, ese diablillo que se cuela en los oídos, hace de las suyas.

Ahora en Zaragoza se va a celebrar la I Jornada sobre trastornos del equilibrio, versada sobre estas patologías de la estabilidad humana. El día será el 27 de noviembre en el mismo hospital. Comprenderá una jornada de mañana y tarde donde conocer a este reto médico en profundidad. El futuro tiene que ser muy esclarecedor, pues todavía es una enfermedad, un pequeño desliz de nuestra salud, que no se conoce bien. Un largo camino lleno de vaivenes, ni qué mejor dicho, por recorrer.


http://www.ateverma.org


viernes, 12 de noviembre de 2010

Zaragoza, ciudad de Jazz.



Acaba de comenzar una nueva edición del festival de Jazz de Zaragoza que se celebra en la Sala Multiusos del Auditorio de la ciudad. Una cuidada selección de grupos internaciones se dan cita para completar las noches de una urbe que bulle música en cada milímetro de asfalto. Durante un mes, varios locales nocturnos y diferentes actividades, se darán cita alrededor de este festival que en dos fines de semana nos pone a tono ante auténticos virtuosos y futuros artesanos de este fascinante mundo.

Desde Jam sessions hasta citas orientadas a niños. Todo deleite y alimento para los sentidos… y para el alma.


http://www.jazzaragoza.com

http://www.myspace.com/jazzenzaragoza



P. S. : la fotografía pertenece al concierto de Donny McCaslin Quartet, con Scott Colley al contrabajo, celebrado el jueves 11 de noviembre.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Fotografía y espíritu.



El hombre suele necesitar creer. Otra cosa es la trascendencia de la vida y más aún de la Muerte. En ese más allá poblado de almas, dioses y diablos, hemos creado moradas religiosas y espacios sensoriales, dimensionales o simplemente canónicos pertenecientes a todo tipo de creencia. Ahora bien, si existe la vida más allá de la muerte, si existe algo más que un cuerpo pasajero en este valle de lágrimas, ¿sería posible que una persona de carne y hueso estableciera algún tipo de comunicación con ese más allá?. Desde siempre, lo dioses han hecho acto de presencia en este mundo terrenal. Bien por ellos mismos, bien a través de emisarios sagrados. No es coherente entonces convertir en una entelequia esta posibilidad. Sin embargo ha habido épocas y personas que se han caracterizado por esa capacidad extraordinaria de poder comunicar con la representación de esa creencia que imbuye cualquier tipo de fe. Me vienen a la memoria los chamanes de las tribus azande, los poseídos del zulú, los sacerdotes y sacerdotisas de la Antigüedad clásica... Y más recientemente los médiums espiritistas del siglo XIX.

Hay que salvar las distancias pero la esencia es la misma, comunicar con esa fe que nos alimenta. Hacerla visible e incluso palpable. Sobre el espiritismo propiamente dicho se ha escrito mucho. Principalmente porque en su día fue toda una moda y un movimiento de gran difusión. Todavía hoy quedan ecos de sus doctrinas y no está exento de análisis y críticas. Sin embargo conviene mirar un tema desde todas las perspectivas posibles. Y eso es lo que ha hecho John Harvey, experto en Arte de la Universidad de Gales, en su libro “Fotografía y espíritu” (Alianza, 2010). El título me subyugó, y más en la concomitancia que se produce con dos de mis temas preferidos. Y así fue. Me encontré con un excelente estudio del espiritismo a través del análisis de su iconografía fotográfica. Ese descubrimiento por el que el alma invisible aparece en las tomas de imágenes, de entonces y de ahora.

Si embargo las pesquisas van más allá de la simple crítica a las célebres fotografías de espíritus. Harvey analiza eficientemente, y muy argumentadamente, la tradición cristiana en cuanto a representaciones y apariciones sobrenaturales. De esta manera el libro coloca el espiritismo en su lugar correspondiente a través de la historia de la religión cristiana.

El movimiento espiritista como tal nació en Estados Unidos cuando dos hermanas de Hydesville (Nueva York) comenzaron a entablar comunicación mediúmnica con un espíritu de su casa. Se trataba de Kate y Margaret Fox, allá por 1848. Hasta entonces se creía, se quería creer, que el hombre podría comunicarse directamente con el más allá. De esta manera, el movimiento espiritista comenzó a realizar una traslación práctica desde la fe hasta la ciencia. En ese camino aparece la fotografía de espíritus.

La primera impresión puede resultarnos, incluso en nuestros días, estremecedora. Tomamos una imagen fotográfica y aparece un rostro o algo multiforme que no veíamos en el momento de tomar la instantánea. Si luego investigamos y ese rostro nos es familiar, o llegamos a saber quien es, estableceremos una prueba de la existencia de espíritus. Y por ende, de que después de esta vida... hay algo. En pocas palabras es lo que vino a demostrar el espiritismo como tal. Sin embargo, a pesar de que la fotografía era un invento reciente, las apariciones son tan antiguas casi como el pensamiento en el más allá. Por eso, el estudio de Harvey confiere al espiritismo una continuidad casi lógica entre la herencia de los parámetros sobre apariciones que se venían realizando en el Arte y la religión, con el avance de la ciencia y la tecnología. Solamente cambia el medio, pero el hecho es el mismo. Ante la aparición de la fotografía se establecen dos definiciones esenciales: la fotografía de espíritus y la fotografía espiritista. La diferenciación es capital en el estudio de este tema. El primer tipo responde a las imágenes en las que aparece un espíritu por sí mismo, es decir, que tienen su origen en la “conciencia del espíritu”. La fotografía espiritista, tiene su origen en la mediación de un médium. La diferencia es clave para abrir el camino entre los posible y lo susceptible. El debate siempre está abierto.

La trascendencia de fotografiar espíritus fue inmensa. Al margen de la controversia generada, la fotografía alimentó muchas mentes y sofocó no pocas penas. Saber que tu ser querido, recientemente fallecido, sigue vivo, que permanece cerca, es consolador y embriagador para la persona doliente. Es más, entra dentro de los parámetros cristianos; ahora lo sobrenatural y religioso, se puede fotografiar.

El hecho de que al comienzo, la fotografía estaba poco estudiada, favoreció un debate equilibrado. Si a ello sumamos los incipientes descubrimientos que se produjeron en el siglo XIX, todo es posible. El espiritismo dotó a sus experiencias fotográficas de una idioléctica propia, con el afán de creer en sus preceptos. Hubo épocas de grandes fraudes, de denostados encuentros con la crítica. Pero también hubo la querencia de creer. Y eso ha llegado hasta nuestros días con las cámaras digitales de fotografía y de vídeo.

Llegados a este punto, ¿se puede explicar todo?. Sobre la ciencia se dijo una vez que “es sincera, pero te genera incertidumbres”. John Harley despeja dudas entre líneas. Nos traza una historia del espiritismo a través de la imagen, antes y después de la fotografía. Sitúa las apariciones en su lugar correspondiente. Y nos coloca a nosotros en nuestra propia conciencia, a veces desnortada con tanta vorágine social. Por eso me ha gustado esta obra. Excelente desarrollo histórico-tecnológico de una fe, que arroja luz sobre un tema fascinante que hunde sus raíces en nuestra realidad vital.


"Fotografía y espíritu."

John Harley.

Alianza editorial, 2010.


lunes, 25 de octubre de 2010

FIZ 2010.

Este mes se ha celebrado la décima edición del Festival Independiente de Zaragoza. Dos días repletos de conciertos para oídos altisonantes de gustos variopintos. A lo largo de los años, este encuentro se ha convertido en uno de los mejores festivales que tiene la ciudad del Ebro. Diez años no es poco tiempo y se merece un aplauso la labor que se hace para que cada año haya algo atractivo en este festival.

En la edición de este año, el fetichismo artístico venía de la mano de Tim Robbins. Actor de excelente calidad interpretativa y ahora enfrascado en aventuras musicales de pop y folclore norteamericano, que a decir de los críticos, cumple con honrosa calidad. También contamos con la actuación de otro grupo que pasará a la historia como el inventor del trip hop. Massive Attack actuaron por vez primera en nuestra ciudad para hacernos revivir los derroteros de una forma personalizada de ver la música. Tan personal es esta visión, que se caracterizan precisamente por contar con múltiples colaboraciones a lo largo de su obra para llevar a cabo las piezas. En Zaragoza ofrecieron un recorrido acorde con su trayectoria.

En general este FIZ fue tan ecléctico como suele ser habitual. Una buena manera de atraer a todo tipo de público con un basamento de calidad. A veces cayendo en el histrionismo musical, cuando menos para mi gusto, pero con notable criterio de selección.

Un poco a modo de regalo de cumpleaños y siguiendo mis coberturas periodísticas, pongo en Flickr el reportaje que hice para esta edición del FIZ.

Que disfrutéis las fotos, y sobre todo la música. Que nunca falte la música.


http://www.flickr.com/photos/angelburbano


sábado, 9 de octubre de 2010

Recuerdos tornasolados. Mis años gimnásticos.



La fotografía me ha permitido no sólo crear Arte sino también conocer una gran cantidad de campos realmente interesantes. Interesantes por las imágenes que dan y por el enriquecimiento mutuo que conceden cuando conoces a gente que merece la pena. Uno de esos mundos que me fascinó fue el de la gimnasia rítmica. Recuerdo un torneo de las zaragozanas fiestas del Pilar al que fui, allá por octubre del 2002, atraído por la belleza de las gimnastas. Pensé, “modelos así darán grandes fotos”. Más allá de la simple pose fue todo un descubrimiento para mí. Mi Olympus E-10 apenas podía seguir, y menos congelar, los rápidos movimientos de estas chicas. Pero detrás de las sorprendentes fotos que salían encontré un mundo riquísimo y embriagador.

Mi primer año en la gimnasia rítmica aragonesa lo pasé como un aficionado a la fotografía que cubría todos los torneos que podía en busca de bellas imágenes. Mi talante periodístico daba de mí una imagen que todos aceptaban como profesional de algún periódico; por lo que no tenía problemas en hacer fotos a pie de tapete. Durante esos primeros meses fui viendo lo que conforma este deporte. Sus movimientos, sus maillots, sus maquillajes, sus reglas, su belleza, su esfuerzo, su duración (entonces torneos de más de cuatro horas seguidas) y su gente. Así conocí a Karina Dubchak. Con quince años me dio fotografías como la que encabeza este artículo. En cuanto la vi por primera vez en competición me “enamoré platónicamente” de ella. Su talante decía todo aquello que debía tener una gimnasta con dotes. Su belleza era cegadora y su cuerpo una escultura capaz de llenar el tapete. La pose de altanería con la que suelen abrir las actuaciones estas damiselas, concedían a Karina la seguridad del que sabe que es bueno, genial y va a por todas. A la postre, llegó a ser campeona de España en versión Open. Sus aptitudes, elegancia y talento fueron únicos. El destino me concedió, tiempo más tarde, la dicha de que posara para mí varias veces trabando una fotográfica amistad. Así descubrí una de esas personas que, como decía antes, merece la pena conocer.

Mi labor se estrechó más y más cuando conocí a dos personas del Club Zaragozano de Gimnasia rítmica, Susana Rueda y Mª Luisa Agerri. Ambas, madres de gimnastas y, por entonces, parte de la cúpula directiva de la citada asociación. Cuando vieron mis fotos y mi interés, no dudaron en contar conmigo como si fuese parte del club. Gracias a la difusión que dieron a mis fotografías de los torneos, todo Aragón acabó conociendo mi obra y no en vano siendo un poco el fotógrafo oficial de la gimnasia en nuestra región.

Mi labor ya no consistió sólo en cubrir torneos, ahora yo les inmortalizaba. La demanda de mis fotografías fue en aumento por lo que las vendía al módico precio de tres y cinco euros la foto más grande. Una nimiedad comparada con las fotografías de los profesionales del campeonato de España.

Desde pequeñas e incipientes gimnastas de colegio a deportistas de élite. Mi cámara estaba allí. Tuve la suerte de que algunas de ellas posaron en estudio, Elmira Dassaeva, las gemelas Kebich… Carteles de competición oficial, colaboraciones en prensa como Heraldo de Aragón, Diario Equipo, páginas web oficiales… Conforme aprendía y disfrutaba de este mundo deportivo, mi labor se comprometía más y más en retratar y dejar un buen testimonio de una de las mejores generaciones de gimnastas de Aragón de todos los tiempos. En los tres años y medio que estuve fotografiándolas, asistimos a la proclamación de campeonas de España y de conjuntos en varias ocasiones para determinadas categorías. Mi labor eso sí, se ciñó siempre a Zaragoza. Mi agenda personal y los problemas para hacer fotos en los campeonatos nacionales me delimitaron. No obstante, mi archivo se constituyó como una fuente rica y grande de aquellos tiempos.

Además de Karina tuve la ocasión de conocer y fotografiar a la que creo que es una de las mejores deportistas que ha tenido nunca Aragón. Elmira Dassaeva nació en Moscú en 1986 pero prácticamente se puede decir que es aragonesa y oficialmente de nacionalidad española. Su andadura en gimnasia rítmica fue excelente aunque en el futuro será recordada como la mejor gimnasta de aeróbic que ha tenido España. Efectivamente hablamos de una campeona mundial. Su cuerpo y genética, proveniente de familia deportista, es excepcional y la mentalidad de esta chica muestra una madurez que aúna humildad, entrega y ambición en un perfume llamado éxito. Delante de la cámara supo posar para mí intentado ambos que su cuerpo dejara a un lado la musculatura latente y mostrara la belleza y sensualidad de una beldad natural. Ese fue el reto de la sesión de estudio que le realicé. Por supuesto, nada que ver en competición, toda una luchadora por superarse a sí misma por encima de metales relucientes colgados al cuello.

También fotografié en estudio con resultados deslumbrantes a las hermanas gemelas Taisia y Lisa Kebich. Una de ellas incluso posó con un corporal dorado (también conocida esta disciplina como bodypainting), obra de mi maquilladora Inés Rodríguez, que se convirtió en toda una obra artística viviente.

En realidad, cada club tenía su estrella; entendiendo como tal aquella gimnasta que sobresalía por encima de las demás dado su talento. El Club Escuela, la gran competencia del CD Zaragozano, tenía entre otras a Carla Toha y a Teresa Vizoso. Esta última pasará a la historia, entre otras cosas, por haber formado parte de la selección nacional de gimnasia rítmica. No es un caso aislado, en mis tiempos ya vi a Cristina Dassaeva, hermana de Elmira, en similar situación. Conocí personalmente a la madre de Teresa, una madre muy encima de su hija y por supuesto preocupada por ella. La dura vida de una gimnasta de élite no es fácil. También Carla Toha fue un referente en cuanto a elegancia en sus formas y en su momento llegó a cuajar buenas actuaciones en los campeonatos de España.

El mundo de la gimnasia rítmica es todo esto y más. Por supuesto con sus grandezas y sus miserias. Pero con grandes atributos que lo hacen único. Como dijo un periodista sobre el tema, “es el único deporte que conserva la feminidad de la mujer”. Opinión que comparto y, por cierto, amplío a otro deporte como es el patinaje artístico sobre hielo.

Durante tres años y medio estuve fotografiando a nuestra gimnasia rítmica. De paso también inmortalicé a unas cuantas deportistas de aeróbic y en varias ocasiones a las chicas del club “Flip Flap” de gimnasia artística. Como suele ocurrir, la vida te obliga a elegir y en diciembre de 2005, en un festival de Navidad del Club Deportivo Zaragozano, tiré mi última “placa”.

En todos esos años aprendí mucho como persona. Viví y comprendí un deporte que siempre está en debate. Controversias deportivas, extradeportivas, de competición, por supuesto diferencias con los jueces, entrenadoras, padres y madres y ante todo gimnastas. Ellas son las protagonistas. No dejan de ser niñas al principio, para luego muchas seguir durante años compitiendo en su adolescencia. He conocido a padres de todo tipo; unos que desean que la hija se canse para dejar lo que a ellos no les gusta y por el contrario, padres y madres que alientan a sus pequeñas hasta la exasperación. Lo que por desgracia a veces se traduce en lesiones, lloros y alguna que otra pena más. En medio, la gran mayoría, padres que sonríen a sus hijas y que estas les devuelven el agradecimiento por estar allí con ellas y alimentar esa pasión por la gimnasia rítmica. Mientras, no olvidemos que son eso, niñas y que todo se hace por ellas, lo demás está de sobra. Incluso el reconocimiento que cuelga del cuello. En todo deporte, la clave está en disfrutar. Si se pierde esa ilusión y esa magia, lo demás se convierte en lastre. Además el mundo de la gimnasia rítmica tiene una ventaja añadida que pocos deportes ostentan, y se trata de estar introducidos desde edades tempranas en muchos colegios. No sólo hay cantera, hay educación. El deporte forma personas por fuera… y por dentro.

En Aragón esta práctica corre a cargo de dos grandes organizaciones, el Club Deportivo Zaragozano de Gimnasia Rítmica y el Club Escuela de Gimnasia Rítmica. En otras ciudades y localidades de nuestra tierra, se abren paso otras entidades que poco a poco van difundiendo y disfrutando de este deporte. Algunos de ellas ya cuentan con más de veinte años.

El futuro es incierto pero enriquecedor. No faltan gimnastas pero soy de la opinión de qua la calidad y madera de campeonas es generacional. Tras mis abandono como fotógrafo de la gimnasia rítmica aragonesa, vinieron años de sequía en el pódium nacional. Llegando incluso un equipo, en la categoría de más edad, a perder dicho nivel. Es cuestión de tiempo y trabajo de base hasta que aparezcan otras gimnastas excepcionales capaces de arrancar gritos en los torneos, y llevarse los más preciados metales. Después del deporte vendrá eso sí la vida misma y esos momentos tan fabulosos que pasaron con sus compañeras y amigas, sus padres, los viajes para competir… todo eso formará parte de su enriquecimiento como persona. Una de las muchas grandezas que tiene el deporte para el Ser humano.








Web oficial de la Real Federación española de gimnasia:

www.rfegimnasia.es





miércoles, 29 de septiembre de 2010

Miss España. Una reflexión.

Recientemente hemos tenido conocimiento de una noticia acerca del popular certamen Miss España. La fémina ganadora de este año ha sido la abanderada de Teruel. Se trata de la primera representante aragonesa que gana este concurso. Si tenemos en cuenta que la primera edición del certamen fue en 1929 y dudando razonablemente de que posea esta competición un aura de blancura y diafanidad ejemplares, hay que reconocer el mérito de Aragón elevando a lo más alto a una de sus tres representantes.

Ironía aparte me alegro de que el nombre de Teruel lo porte una beldad a lo largo y ancho del país y ultramar. Una Miss es una embajadora. A sus dotes físicas, pertrechadas por la naturaleza a través de los genes, se une la labia. Si todos los ojos se ponen en ella para deleite visual, los oídos correspondientes estarán atentos en las palabras que pronuncie en todo momento esta reina. De esta manera, una “Miss” siempre tiene que demostrar que es una persona culta, que sabe estar y comportarse en cualquier situación y además llevar el orgullo de sus tierras de forma casi promocional. Esto último le vendría muy bien a Teruel si Paula Guilló, la flamante ganadora, recordara al orbe las virtudes de la tierra. A fin de cuentas, una embajadora como ella, lo es de la belleza y de la cultura. No sólo se trata de hablar bien de tu representado, sino de invitar a su conocimiento y reivindicar, en la medida de lo posible, que una tierra, cultura o localidad, merecen la pena.

Todo esto lo digo para desmitificar un poco la profesión de modelo. Ya lejos del arquetipo de maniquí (de hecho en Francia, la traducción de modelo, es lo que entenderíamos aquí por maniquí de escaparate) hay que darse cuenta de que una modelo es un puesto profesional y detrás hay una persona humana. Con más o menos cultura, otro tópico ladino, pero tan válida como cualquiera. Hay ya varios casos de modelos que acaban siendo grandes empresarias.

Cierto es que no conocemos las bambalinas del certamen de Miss España, constantemente en tela de juicio. Pero aún así, en el peor de los casos, llegar a ganarlo ha supuesto para Aragón décadas de intentos vacuos con pretendientes válidas. Algo es algo llegados a este punto. Si todo es política, Paula Guilló, ahora es embajadora de Teruel. Incluso daría igual su lugar de nacimiento o sangre medio valenciana. Si insisto, en el peor de los casos, esto es un negocio acordado, Aragón ahora tiene su peso. Y por partida doble; recuerdo que el vigente Míster España es de nuestra tierra también.

En una sociedad donde lo que se ve es lo que hay (una de las peores sentencias que ha acuñado el hombre actual), Aragón y Teruel tienen una oportunidad de oro. Quizás por defecto profesional me fío en ocasiones de la mirada y la sonrisa que esbozan estas chicas. Porque creo, como fotógrafo y artista, que la belleza en sí misma puede ser un mensaje. Ciertamente, nosotros los artistas, podemos manipular y desvirtuar ese mensaje en aras de nuestro subjetivismo, pero el canon de belleza actual, de momento es inamovible. Cuando menos, si nos guiamos por la publicidad o los cánones de estética en los que se mueve mucha gente. Otro tema por supuesto, serían las expresiones artísticas que no usan los conceptos de belleza a los que estamos acostumbrados.

Dicho esto, opino, que esa belleza como mensaje debería intentar portar algo más. Un toque de humanidad si cabe. Algo de contenido real y profundo que dignifique aún más la profesión de modelo y el título de Miss y Míster. A Teruel y a la propia Miss España le vendrían muy bien. Y para el certamen mismo supondría un enriquecimiento de su reputación. La belleza es algo más que puro físico. Y la grandeza de una persona lleva consigo la belleza interior que no se ve. La que no se puede fotografiar pero sí se puede sentir. De lo contrario, este tipo de concursos responderían a la banalización que siempre les persigue, el juego de las personas-objeto y la constatación triste de que en una sociedad todavía machista, “dos tetas tiran más que dos carretas”.


jueves, 23 de septiembre de 2010

Una buena cosecha.



Los concursos artísticos constituyen un pulso para el termómetro de la creatividad. Y en una época donde la fotografía se encuentra en una primavera efervescente y variopinta, las exposiciones de los certámenes se convierten en un escaparate fabuloso de lo que se cuece en las mentes de los fotógrafos. El concurso internacional Joaquín Gil Marraco, ha tenido este año 2010 una de sus máximas concurrencias de participantes, llegando a triplicar el número de autores que se presentaron en la edición anterior.

Desde este momento y hasta el 17 de octubre se puede ver en la Casa de los Morlanes de Zaragoza (Plaza San Carlos), la exposición que comprende las obras ganadoras y una pequeña selección de las participantes.

Tras la inauguración celebrada, pude comprobar que esta exposición agita mentes y conciencias más allá del simple tesón competitivo. Y aunque la asistencia en dicha jornada preliminar no fue muy concurrida, este año no cabe duda de que las obras expuestas atraerán no poca gente; simplemente estamos ante una buena edición de este premio.

Cada vez quedan menos días. Pasen y vean.


domingo, 12 de septiembre de 2010

No matarás.



La Muerte, uno de los ingredientes de la vida, condicionante a veces de nuestra filosofía personal, pero además, todo un universo rico en matices y opiniones. Hablar de la Muerte conlleva muchas apreciaciones y una de ellas brilla con luz propia en la jurisprudencia, el debate filosófico, ético y religioso. Me refiero a la condena que supone, en determinadas legislaciones, el castigo capital de perder la vida por haber cometido crímenes más que punibles. Se ha escrito mucho sobre la pena capital y el debate es interminable. Sin embargo en el conglomerado, o mejor dicho, la maquinaria que supone el extinguir la vida de un ser humano bajo tutela de la justicia, encontramos un elemento muy interesante. Me refiero a la figura del verdugo. La persona que, desempeñando un trabajo profesional, se encarga de llevar a cabo, con sus propias manos, la práctica de una sentencia.

En España, hasta hace unos años, la Constitución aún comprendía la posibilidad de escindir vidas legalmente en periodo de conflicto bélico. Y fue bajo el régimen de Francisco Franco cuando se ejecutó al último reo en España allá por 1974. No queda tan lejos en la memoria un oficio que socialmente no ha estado muy bien visto pero que no ha dejado de ser estudiado en nuestro país de formas tanto literarias como historiográficas. A este último campo pertenece el trabajo de Salvador García Jiménez, titulado “No matarás. Célebres verdugos españoles.” Libro publicado por la editorial Melusina hace pocos meses.

A diferencia de otros estudios sobre el tema, el autor lo que hace es mostrarnos los semblantes personales y profesionales de los verdugos que tuvo España desde el siglo XIX hasta entrar en el XX. Para ello García Jiménez se sumerge por un lado en la bibliografía existente sobre este tema y más que nunca, en las hemerotecas y archivos periodísticos de la prensa española. Este último punto es clave, pues a través del periodismo vemos como miraba la sociedad a ese trabajador que simplemente cumplía con su deber. En una España de carácter sanguíneo, ardiente en sus manifestaciones, y de una religión católica muy supersticiosa, no dejaba indiferente a nadie, ver por las calles a un hombre normal y corriente cuyo oficio consistía en matar. El libro por tanto, supone un análisis sociológico encomiable. Gracias a los periodistas, descubrimos en toda su hondura la forma de ser de la gente llana. Esa gente que forma, como llamó Miguel de Unamuno, la Intrahistoria.

La estructura y formas del estudio son directas y sin concesiones. Cada capítulo se dedica a un verdugo. Desde su nombramiento en el cargo hasta su final. De esta manera se nos muestran pinceladas de como era cada ejecutor de la justicia, su forma de ser, su visión personal del trabajo que desempeñaba, su forma de obrar e incluso la vida personal del que era también una persona de carne y hueso.

Ser verdugo en España era contradictorio. Por un lado, este trabajo de funcionario disponía de un sueldo fijo más gastos, que a más de uno le hubiese gustado disfrutar, a juzgar por la cantidad de solicitudes que se presentaban cuando se convocaba la plaza correspondiente. No en vano se trataba de una labor tranquila, si tenemos en cuenta que incluso cuando no se ejecutaba, se cobraba el salario igual. Por otro lado, llevar el sambenito de tan nefasto oficio, no era bien visto en las localidades donde se procedía a ajusticiar. Una sociedad tan religiosa veía con recelo y mal agüero a quien vivía con las manos manchadas de sangre aunque fuese legalmente. Y es que el verdugo, a su vez, se convertía en el maestro de ceremonias de un espectáculo que hacía hervir la sangre. Porque la pena de muerte, y es triste decirlo, supone también un espectáculo digno de los mejores contratos publicitarios que una sociedad, totalmente sin escrúpulos, moral y sentido común, a buen seguro sería capaz de firmar.

Imaginemos la escena, ahora ficción, otrora real. Un patíbulo con una estructura de garrote vil levantada. Sacerdotes, soldados en formación. Un reo bien atado, vestido de negro, con la cabeza encapuchada y el cuello apresado por una argolla. Un verdugo a su lado que en el momento culminante, le da vueltas a una tuerca cuya cabeza del tornillo, aprieta el cuello del reo hasta desnucarlo. Lo mejor no está si cabe en el escenario; la tensión se vislumbra en las caras de los asistentes. No poca gente apelotonada, subida a tejados y árboles. Padres con niños que asisten para dar ejemplo a los imberbes. Periodistas ávidos de la noticia. Y detrás de un condenado, que padece el frío sudor del terror que se le avecina, un hombre normal y corriente hace su trabajo.

Debates aparte, lo curioso del caso es como miraba la gente de la calle el oficio de verdugo. Esta persona tenía a menudo que soportar desmanes y salidas de tono, que en una ocasión, incluso terminaron con la muerte del susodicho operario del garrote. El libro de García Jiménez demuestra que si bien, era un trabajo estable, todo verdugo debía estar bien seguro de lo que se cocía en sus entrañas y acostumbrarse a despuntar entre los demás, sin olvidar una cierta humildad. La misma que adujo uno de ellos, Aúreo Fernández Carrasco, a la sazón ejecutor de la justicia de Madrid, cuando en una entrevista a un periodista, se excusó alegando que la que mataba realmente era la ley, no el verdugo. Para la gente no era una excusa que limpiase una moral, puesta en duda, por ser capaz de dormir plácidamente sabiendo las muertes que llevaba a sus espaldas y las que le quedaban. Quizás, muchos se preguntaran qué deleznable persona era capaz de tener un trabajo así. Pero de hecho, hasta los verdugos tienen sentimientos. Hubo quien los defendió como personas. Es el caso, no podía ser otro, que el de Vicente Blasco Ibáñez y su punzante pluma. El autor fue de los pocos que defendió a un verdugo cuando éste pidio el indulto de una reo fémina. Acción que le valió al matarife la destitución. Y hubo quien, ya tomado el cargo de ejecutor de la justicia, decidió dejarlo tras constatar que en sus entrañas no cabía plato de semejante aderezo.

Desde esta óptica, el libro “No matarás” resulta esclarecedor. Personaliza con nombre y apellidos el anonimato del sayón por excelencia, y se une a la literatura que han dedicado grandes escritores españoles a la figura del verdugo. Tanto en la ficción como en la realidad histórica que sigue dando estudios hoy en día. Alguno por cierto, con pequeños deslices que el autor de “No matarás” corrige, si bien, esta primera edición de su libro tiene alguna errata tipográfica todavía.

Echo de menos en este trabajo un final más a modo de corolario, en lugar de terminar el libro tal cual, con el telón de cierre de los verdugos de Filipinas. Y por supuesto, ya de paso, alguna fotografía o dibujo que ilustre. No por alimentar el morbo, que queda bien saciado en sus páginas, si no por pura ilustración bienvenida (además de la única imagen interior del libro que nos da un recibimiento al comienzo). En cualquier caso no etiqueto el libro ni de alegato en contra ni como apología de la pena capital. Eso lo verá el lector cuando vislumbre el pulso del autor. Me quedo con su más que recomendable semblanza de los verdugos para mostrarnos la verdad. Que no es otra que la de la carne y el hueso tanto en los que miran como en los que son mirados.



“No matarás”

Salvador García Jiménez

Editorial Melusina

2010


martes, 7 de septiembre de 2010

Inauguración de la exposición sobre el concurso Joaquín Gil Marraco.


Se acercan fechas de méritos y en el caso de mi colección "Claroscuro", comenzamos con la inauguración de la exposición sobre el concurso internacional de fotografía Joaquín Gil Marraco. Las tres colecciones premiadas este año, y una nutrida selección de las obras participantes, se darán cita a partir del 21 de septiembre en la sala de exposiciones de la Casa de los Morlanes en Zaragoza (Plaza San Carlos). Estáis todos invitados a la inauguración que será aproximadamente a las 19:00 horas. La exposición durará hasta el 17 de octubre.

Espero que os gusten tanto mi obra como todo el elenco seleccionado. Hay mucho por ver.


miércoles, 25 de agosto de 2010

La grúa Carola.




A ras de cielo, con los pies en la tierra, se levanta un recuerdo de corazón forjado en metal como pocas veces se ve en nuestra tierra. En Bilbao, precediendo las siluetas fantasmas de vetustas industrias dedicadas otrora al mar, se impone una grúa portuaria con nombre de mujer y piel bermeja.

Hay detrás de ese nombre una historia anecdótica de suspiros. Simpática jácara que loa la belleza alegre de una joven. Ahora queda una grúa de cincuenta y nueve metros de altura, nacida en 1954.

Por aquella época se sucedían los avances en la construcción naviera que hizo necesario el uso de grúas más potentes y con capacidad más pesada (las llamadas grúas “cigüeña”). Sobre todo cuando por entonces ya se empezaba a soldar en tierra en lugar de usar los roblones para construir los cascos de los buques de hierro. Una grúa con nombre femenino, como era costumbre, fue la primera y más poderosa en España, construida para estas necesidades técnicas. Se llama Carola y vive en Bilbao.

Lo romántico, ya legendario, es la belleza ausente. En vida de Carola, la férrea dama de la ría de Bilbao, el trajín era incesante. Orillas con industrias y casas sombreando las aguas. Desde tempranas horas, un sonido martilleado componía la serenata de un mundo marino en constante crecimiento. Pero a la vez turbio, oscuro y mojado, negro gris repantigado en las nubes, denso en invierno para dar paso a un eterno remanso en nuestros días.

Dicen de entonces, que todas las tardes atravesaba la Ría bilbaína, en el bote de pasaje de la Misericordia, una joven de gran belleza. Tal era su gracia por los dioses concedida, que el tiempo se paraba y el martillo de las manos, daba paso al del corazón de los trabajadores, que se subían a la grúa para verla mejor y piropearla. La joven, se llamaba Carola. Y por ella, se bautizó a la que hubiese sido un simple instrumento más del progreso industrial, para convertirla en la mayor lisonja que se puede dispensar a una mujer. La eterna presencia de una belleza, que por unos momentos, alegraba el soniquete fabril de los trabajadores del mar.

Ahora, pasamos ante ella, cerca de la antigua casa de bombas del astillero, y miramos alto, mientras quizás buscamos un espectro alojado en los recuerdos de esos hombres, que a buen seguro nunca olvidarán, ni a la joven encantadora de corazones, ni a la hábil artesana de piel metálica.



martes, 10 de agosto de 2010

Las peregrinaciones de Larra. Una visita al Museo del romanticismo.



El siglo XIX fue un periodo convulso, agitado pero muy rico en la vida española. Si repasamos lo que aconteció en nuestro país podemos encontrar todo tipo de pasajes en el devenir de la Historia y nuestra cultura. Capítulo aparte merece lo hondura que el movimiento romántico tuvo en España. Desde 2009 contamos de nuevo en Madrid con un punto de encuentro con el pasado, un viaje en el tiempo. Tras ocho años de reformas, el Museo del romanticismo abrió sus puertas de nuevo. Era una cita a la que no podía faltar y que os aconsejo encarecidamente. Tanto si os gusta el romanticismo como si no es así, encontraréis en este edificio un museo real y exquisito que os transportará a otra época como si realmente no hubierais salido de ella.

En el número 13 de la calle San Mateo, afluente de Fuencarral, encontramos un edificio que data de 1776. En una calle estrecha y azotada por el sol, casi pasa desapercibida su fachada entre tanto vetusto edificio. Pero no es casual su ubicación, es un emplazamiento con historia. Sobre un terreno del marqués de Matallana, el arquitecto Manuel Rodríguez concibió lo que hoy vemos. A partir de ahí levantaron los cimientos de una edificación, a modo de palacio neoclásico, que nunca dejaría de ser remodelada con el paso del tiempo. El inmueble en sí, ha pasado por varios propietarios hasta llegar a nuestro días de la mano del Ministerio de Cultura. Sin embargo, su vida y sus contenidos se deben a manos privadas, se deben sobre todo a la iniciativa de un hombre. El “padre” de esta casa-museo es Benigno de la Vega-Inclán y Flaquer (1858-1942). El que fuese segundo marqués de la Vega-Inclán está considerado una de las personas que más influyó en lo que hoy llamaríamos turismo español. Tantos esfuerzos dedicó a esta labor, que el rey Alfonso XIII creó en 1911 la Comisaría Regia del Turismo, de la que Vega-Inclán fue su máximo hacedor. De hecho, el 21 de junio de 1921, en lo que hoy es el Museo del romanticismo, se instaló este organismo. Más tarde, en 1924, se inauguró el museo como tal, dedicado al romanticismo español.

El museo fue desde su creación un punto de encuentro y de memoria. Una vista atrás y por supuesto, una exposición, quizás homenaje, a los que dieron sentido a esa España decimonónica. Los fondos del museo salieron de manos del propio Vega-Inclán. A partir de ahí se fueron sumando donaciones y préstamos, hasta tal punto que hoy en día la recreación de una época es casi exacta. Todo lo que encontramos en su interior es real. Los muebles, eso sí, han visto cómo se sustituía su tapicería que, salvo alguna excepción, adolecía del paso del tiempo y el uso.

La limpieza, pulcritud y organización se intuyen nada más entrar. Un esplendoroso blanco baña paredes y escaleras. El signo señorial se anuncia como la enseña de todo el edificio. De hecho, al llegar a la recepción del museo, ya apreciamos una pequeña salida al fondo, que desemboca en un coqueto patio interior. Blanco también, y adornado con alguna que otra planta, pero no siempre accesible al visitante. Poco a poco, conforme avance el despertar del museo tras el largo periodo de restauración, el viajero podrá percibir la belleza de todas las salas de esta casa. Mientras tanto, sólo el sol baña esa estancia, ese pequeño espacio interior. A partir de ahí, unas albas escaleras nos conducirán a ese mundo, a ese viaje que en su día fue el romanticismo; ahora, nosotros somos los convidados.

Como decía antes, estamos en el interior de una casa, y como tal, la componen, digamos, habitaciones. La distribución de las veintiséis salas del edificio es temática. Son los grandes temas del siglo XIX; Guerra de la Independencia, literatura romántica, usos y costumbres de España y por supuesto, recreaciones de habitaciones de los hogares de la época. Cada detalle guarda en sus entrañas la realidad de una época pasada. El recorrido supone para el visitante la invitación a una casa como si fuésemos a participar en ella. Imaginemos los grandes salones donde tomaremos una taza de café o incluso podamos esparcirnos en un baile con nuestra pareja asida por la cintura mientras miramos a sus ojos, cual vista enervada por las pasiones. Véase la fotografía de la sala de baile. De colores rosados preeminentes. Amplios espacios con un piano de madera de ébano realizado en París para la ocasión. Y la ocasión era Isabel, hija primogénita de Fernando VII. De ahí que el piano ostente el escudo real. Será otra historia, por supuesto, la sucesión al trono de un rey que tuvo dos hijas. En medio, una cuestión de política real: que la descendencia suba al trono. Hasta Fernando VII era difícil que una mujer heredara el trono antes que los hijos, hermanos o sobrinos del fallecido monarca (Ley Sálica). Pero desde la aprobación de la Pragmática Sanción, ya no fue óbice para una mujer reinar. Aun a costa de conflictos bélicos… Hay, desde el comienzo del recorrido del museo, una explicación constante a esa historia de España tan ajetreada. Pero, como hemos dicho, todo el siglo XIX cabe en un edificio.

Lo singular se torna anecdótico. Es el caso de este rey del que hablamos. En una pequeña sala nos deleitamos con sus objetos de uso cotidiano. Su neceser de viaje y su retrete. Lujoso asidero para unas nalgas reales, que como todo trasero, hablan de vez en cuando aireando opiniones que nadie quiere escuchar. A destacar el salón comedor (ver fotografía) realmente cuidado y de elegante belleza.

Hay no obstante diferentes bellezas en las habitaciones. Las alcobas son la imagen viva del tiempo. Especial atención y delectación merece la de la señora de la casa. La mujer de nuestras vidas. Lástima no poder ver el conjunto más de cerca para apreciar las esquinas que escondían espejos y pinturas, pues el paso al interior es escueto. Nos hacemos a la idea de lo acogedora que es y nos ensimismamos en su intimidad. De similares sensaciones se embriaga uno en la alcoba del varón. Presidida por un gran espejo basculante y una cama que nos recuerda que las personas de aquella época no eran tan altas como nosotros. Hay detalles femeninos y varoniles a tener en cuenta. Navajas de afeitar, ropa, escupideras, armas... Sí, digo armas. Ahí llegamos a uno de los fetichismos por antonomasia del Romanticismo español. De todos es bien sabida la muerte por amor de uno de los grandes periodistas de nuestra cultura, Mariano José de Larra. Y aunque no sea justo decirlo, dados los tesoros que alberga el museo, se convierte su muerte en uno de los reclamos principales. Más de una habitación está dedicada a las grandes plumas del romanticismo español y sus obsesiones. Una de estas salas la preside Larra. Primeramente con dos cuadros, uno de ellos el famoso retrato pintado por José Guitérrez de la Vega. En una esquina de la estancia, con poca luz y protegidas por cristales, descansan una pareja de pistolas catalogadas popularmente como “cachorrillos”. Su tamaño es pequeño y solamente un disparo huye del cañón que portan. Perece ser que se trata de las pistolas que tenía Larra en su casa y que a través de sus familiares han llegado hasta nosotros. Digamos que sean o no las auténticas, una de ellas debió de escuchar de cerca el latido compungido del escritor, el estertor de un corazón ahogado previamente en su desesperación. Ahí, en su presencia nefasta, asumen con arrogancia el leve devaneo de una vida enfrentada al ocaso a través de una oscuridad ciega. Y no son vanas estas palabras. Cuando menos en esa sala del museo donde se rememora el suicido como tema de un movimiento vital y artístico. Tres cuadros de pequeño tamaño nos muestran ese... ¿absurdo, salida, error? No es sitio este reportaje para tal debate. Nos quedan sus obras, sólo apostillaré eso.

No desespere el viajero pues hay salas más alegres, como la del costumbrismo andaluz o la habitación de juegos de los niños. Los niños decimonónicos jugaban a ser grandes pero con la fragancia de su edad. ¿Es posible eso? Saltaban, sabemos, de la niñez tardía a la adultez, sin pasar casi por la adolescencia. Pero no se puede pedir a un niño que no lo sea y eso, los románticos lo sabían. La fantasía, las muñecas, las recopilaciones de cuentos, la naturaleza... A veces miro los retratos de esas criaturas y parece que otean el futuro, su futuro. "Ya llegará, no os adelantéis al mañana. El mañana os alcanzará." Muñecas, cartas, diferentes juegos… todo lo que un niño necesita para su esparcimiento, además, de lo más importante, sus compañeros, no lo olvidemos nunca.

Hay en esta ruta romántica salas de lo más curiosas. Una de ellas es una salita de estar habilitada para fumadores. Es una sala peculiar. Es la que más transporta la imaginación a otros lugares del mundo. Concretamente a sitios exóticos, cercanos a lo paradisíaco. Es algo muy típico de la imaginación romántica; el gusto por lo exótico, caracterizado a veces de oriental, de musa fémina sensual. Inspiradora y fin último de las consecuencias. Me viene a la memoria el retrato de George Gordon Byron, el célebre poeta inglés, vestido a las maneras orientales. En el museo romántico, tertulias habría entre esas cuatro paredes pobladas de niebla en un olor insondable de fuego vegetal consumido a golpe de latido. La evasión a veces se comporta como la locura, pues se corre el riesgo de deleitarse tanto en ella, que ya no hay regreso posible.

Al final del paseo recalamos en una sala dedicada a instruir al visitante acerca del propio movimiento. Presiden la habitación mesas informáticas que a través de pantallas táctiles explican e ilustran el romanticismo. Su función la acometen con cariño. Hacen el tema accesible y hasta atractivo en sus pilares más populares. Cuando menos, los que han llegado hasta nosotros transportados y asumidos por nuesto acervo cultural. Qué mejor para terminar la visita que contemplar unas láminas variopintas, sentarnos en unos sofás para hojear libros o ver un pequeño “teatrillo” multimedia con escenas cotidianas de lo que un día era la vida en España.

El museo además cuenta con una predisposición cultural encomiable; sala de conferencias, archivo… y todo auténtico de época. Constituye una aproximación al romanticismo y una reivindicación. Más allá de los tópicos que resuenan en el interior de nuestras mentes, de la palabras que escribimos cuando ciertas emociones se aproximan, y sabiendo que forman parte de nuestra herencia cultural; allí, entre ensoñaciones y pasiones, se mide el gran azote de los sentidos, una época única, vital y decisiva. Ahora, enmarcada en un viaje al pasado, con sólo traspasar, una vez más, el umbral que nos separa de lo que se presenta ante nosotros.



http://museoromanticismo.mcu.es