Hay Arte que no se clasifica en los anaqueles del mercado comercial. Hay grupos musicales que no aparecen en las listas de éxitos y ni tan siquiera graban recuerdos en los furtivos espacios de la memoria popular. Son ese tipo de artistas llamados de culto. Para conocerles hay que indagar en la cultura y desear que el Destino nos elija para poder escucharlos e incluso verlos en directo. Entonces nos encumbramos a ese estadio del alma en el que recibimos alimento espiritual a través de voces y músicas.
Uno de esos conjuntos nació hace quince años en Zaragoza. Ahora lo celebran con un DVD del concierto que el 15 de mayo celebraron en el Teatro de las Esquinas de la Ciudad del Ebro. Y es que sus citas en directo son únicas. Hay quien dice escasas, pero a menudo se puede ver a algunos de sus componentes improvisar en ese crisol nocharniego que es “El Puerto de las ánimas” (trasunto del extinto “Teatro de las Ánimas”). Tras el ocaso de la luz del sol, almas oscuras se reúnen en este bar de la noche zaragozana para intercambiar esencias de la vida. La música somos todos.
Suenan acordes interpelados por la voz de María; a veces seductora, a veces melusina cual mirada petrificante. Nada indiferente a nuestra digestión subjetiva, quedamos sumidos en un trance existencial al salir de un concierto de El Luto del Rey Cuervo. Y esa música oscura deja un poso de resabio húmedo por las sensaciones acumuladas en la escucha. Un pequeño toque de clarividencia introspectiva en nuestras vidas. Que así sea.