domingo, 30 de enero de 2011

AKME, voces desde la Universidad del País Vasco.




La Universidad del País Vasco es un punto de encuentro para el debate artístico-cultural desde hace tiempo. Es un tema que conozco. Cuando tenía dieciocho años estudié un verano en San Sebastián y llevo ya un tiempo siguiendo su editorial que, como muchas universidades, publica trabajos de lo más interesante.

Desde 2004, y con carácter bianual, se realizan los encuentros AKME (Arte, Kultura, Media) en la Facultad de Bellas Artes de dicha Universidad. Hace poco editaron un pequeño librito a modo de puntos de fuga para el debate que se establece entre profesores, alumnos y artistas. Se trata de siete artículos de temas diversos pero con un nexo común, el signo de los tiempos, el signo de nuestro Arte y la cultura que los produce. El hecho de que se hiciesen en la universidad respondía a incentivar al alumnado en un tema que, al parecer, no está demasiado integrado en el ámbito académico. Responde así a una demanda lógica e histórica: la universidad como ágora artística y cultural, además de aprendizaje y conocimiento.

Y la cuestión es que tanto el Arte contemporáneo, como la figura del artista, están constantemente debatidos para la actual redefinición de los términos. Estos artículos explican la situación actual y resumen lo que se propugna.

Inaki Billelabeitia reflexiona sobre la imaginería de nuestra sociedad en su artículo “Consumir y producir visualidad”. Ya desde hace tiempo todo nos entra por el ojo, el oído y el tacto. Hoy más que nunca las imágenes tienden al multimedia. Pero no sólo ellas, también la información y la creación artística. Se propugna un artista multimedia. En realidad, en muchas profesiones se postula ya esta especie de sinergia mediática (se ve en otras actividades como el periodismo por ejemplo). Ahora la imaginería, otrora exclusiva de artistas e intelectuales, pasa a formar parte del alimento cultural de la sociedad; gran cantidad de imágenes, producidas a gran velocidad. Muestra de ello es Internet, YouTube, Flickr… Por tanto, el Arte deja de ser estanco. En Aragón por ejemplo, hemos visto ya concursos de Artes plásticas con categorías definidas pero con premiados híbridos. De esta manera, el presente y el futuro pasan por este mestizaje. La pregunta es la posición del Artista frente a él mismo y frente a la sociedad. Eterna cuestión que atisba Arantza Lauzirika en su artículo “Pintando ciervos”. Las preguntas que nos podemos plantear son muchas y pocas las certezas. ¿Debe ser el Arte popular?, ¿qué es vanguardia hoy?, ¿Experimentación o naturalidad?. Quizás, como muchos pensadores a lo largo de la Historia han sostenido, el hombre lo único que hace es imitar a la Naturaleza. Me vienen a la mente en esa línea, por ejemplo, lo que opinaban Gaudí o Waldo Emerson. El primero dentro de ese ciclo de producción de la Naturaleza que es el arte del hombre, el segundo, más en la línea trascendental de la Madre Naturaleza y nosotros, hijos y deudores.

Hay una máxima que sostiene que los mensajes son universales, lo que varía son las formas de contarlos y mostrarlos. ¿Esa es la clave de todo Arte?. Por tanto, como apunta Lauzirika, los nuevos géneros visuales, están produciendo nuevos tipos de obras. ¿Es válido en el caso del Arte afirmar que el medio es el mensaje?. Yo como artista que soy, a veces me quedo descolocado. Y más cuando nos cuesta estar al día. Innegables son ya las aportaciones e influencias de las nuevas tecnologías. Casos concretos se nos muestran en estos artículos coleccionados bajo AKME. Un colectivo y un proyecto, Platoniq, que vive por la esencia de la cultura en la sociedad actual. Las relaciones y las propuestas resultantes de este maridaje dan para mucho. En especial en el campo de la música. Y a nivel de intelecto, podemos encontrar el Banco Común de Conocimientos (BCC). O dicho de otra manera, el intercambio libre y personal para nuestra realidad cultural. Desde lo colectivo (da igual, añado, sea desde lo público o lo privado) hasta el individuo, en un feedback que enriquezca. Entonces, hoy más que nunca, y gracias a Internet, todo esto y más es posible.

Es el caso del grupo musical Motorsex. Hechos a sí mismos con una originalidad apabullante. Las nuevas tecnologías favorecen esto. Además, por supuesto, de lo que la Red ha cambiado el mundo musical, tanto en la industria como en la promoción de los grupos.

La recopilación de artículos de AKME se completa con un balance de la historia de los VJs (Video Jockeys) y otro artículo sobre el street art. Este último texto, esclarecedor en cuanto a su relación con el graffiti.

Quedan lógicamente muchas puertas abiertas para miras que no tienen horizonte definido. Quizás, porque a veces hay cosas que no se pueden definir. La última palabra deberían tenerla los artistas y no los críticos o las galerías. Aunque estas últimas son las que criban el marcado de los autores. Más peso deberíamos dar a los foros académicos como bullicio de opiniones e ideas (a la postre, proyectos) y más libertad para que el público se convierta en parte de la obra artística. Para esto último vamos en el buen camino: facilidades de acceso al ámbito expositivo, interacción con ellos... a lo mejor estamos en camino de que el artista total sea un conglomerado de mayoría popular. No obstante, el origen del mensaje en toda obra de Arte, estará en su creador. La interpretación pasará por la subjetividad y el pensamiento de cada individuo. Eso, el pensamiento, es lo único realmente libre que tenemos.



http://www.ehu.es/akme


domingo, 23 de enero de 2011

XII Premios de la Música Aragonesa.

Un año más la gran Gala de los Premios de la Música Aragonesa, se celebra dentro de unos días en el Teatro Principal de Zaragoza para deleite y emoción de amantes del cultivo del oído.

Será el día 8 de febrero a las 20:00 horas. Ya se conocen los nominados a los premios. Básicamente se repiten nombres y aparecen nuevas promesas. Es la balanza del Arte musical de nuestra región. Por supuesto habrá actuaciones en directo y un homenaje. Premio especial a José Antonio Labordeta, recientemente fallecido. Para saber las categorías y sus candidatos al premio, podéis consultar el sitio web oficial. No hay ganadores no obstante, cuando de lo que se trata es de reafirmar la inquietud musical de Aragón y constatar que la creatividad bulle por doquier.

Estáis todos invitados, apresurad las entradas, quedan pocas.


http://www.premiosdelamusicaaragonesa.com


sábado, 15 de enero de 2011

El cementerio alemán de Torrero.



Recientemente descubrí una investigación realizada por el periodista Sergio del Molino que me sorprendió. Se trataba de la vida y peripecias de unos inmigrantes alemanes que, huyendo de la Primera Guerra Mundial, recalaron en Zaragoza. Lo curioso y fascinante del caso es la encrucijada histórica que tuvieron estas víctimas de la contienda y las influencias con que hicieron prosperar la ciudad.

Ya ha pasado tiempo desde que llegaron, pero su rastro perdura en lugares y sombras de nuestra cultura. Uno de esos sitios que suponen historia viva es el espacio funerario que tienen en el cementerio municipal de Zaragoza: el cementerio alemán de Torrero.

Como responsable de los contenidos de la Web del Cementerio de Torrero me puse en contacto con el autor del libro que narra toda esta historia. Con la amable colaboración del autor de “Soldados en el jardín de la paz” (Prames, 2009), el estudio al que aludo aquí, descubrí un torbellino de vivencias que ampliaron mi percepción de esa gente, hasta ahora basada en tópicos como el Colegio Alemán, el comercio de “El tinte de los alemanes”… De esta manera, de la mano de Sergio del Molino, se desentraña la historia de un grupo de personas ajeno a la ciudad, deviniendo en todo un crisol enriquecedor y anecdótico.

Os invito a leer el libro y echar un vistazo a la Web del cementerio de Torrero para animaros a visitarlo, pero sabiendo un poco más de lo que sus silenciosos habitantes nos muestran.



http://www.cementerio-zaragoza.com

http://sergiodelmolino.com


sábado, 8 de enero de 2011

La ceguera comunicativa de la Navidad.

El comportamiento de la sociedad en Navidad suele ser el mismo cada año. Las apreciaciones son subjetivas, apreciaciones de cada uno, pero el arquetipo navideño se mantiene: cenas de empresa, niños, luces y una especie de vorágine de fin de año en la que se aprieta el calendario.

Sin embargo hay signos que también se repiten y que hacen dudar del efecto filantrópico de la Navidad. Uno de esos días previos a las celebraciones, tuve que sumergirme en unos grandes almacenes alimenticios. Digamos que el momento se trataba de una hora punta en esos días de tremenda agitación cuantitativa. Y digo bien, cuantitativa que no cualitativa. Soy comunicador de estudios y por sana deformación profesional, me fijo en detalles expresivos de las personas. Ese día, lo que observé, lo que sentí, me hizo dudar de la aceptación que tenemos de la Navidad.

El ambiente en el supermercado era de lo más populoso: una gran muchedumbre encerrada entre paredes de un sótano. Desde ese subsuelo no había ventana por la que liberar la vista. Todos los que estábamos ahí, teníamos misiones específicas y había que cumplirlas en la mayor brevedad posible. No muy lejos de la lucha contra el tiempo, la celeridad en los andares de la gente iba de la mano de su carácter. Todos estábamos inmersos en la misión navideña de ese momento. El ambiente se palpaba atroz, frío, distante y apremiante. Y no había tiempo para tactos humanos, no había tiempo para el sosiego del alma. Tanto es así que con horror vi cómo determinados departamentos culinarios se convertían en túmulos de griteríos. Aglomeraciones de público asistiendo a la demanda de un acto público. La dispensadora de pan difícilmente podía controlar su histeria. Retazos de sus nervios salían por la boca a través de un lenguaje violento. Saetas envenenadas con la mirada y los gestos. Estos últimos, irradiantes de una fuerza muscular tensionada que se hacía notar en los golpes de mesa cuando dejaban las grandes cestas de pan.

Las personas no se miraban entre sí. Y si lo hacían era parapetadas detrás del escudo romano que cubre el cuerpo y asomando sólo la lanza. Como avisando a la defensiva de que no habrá diálogo si se intenta la comunicación. A su vez, moverse en ese farragoso barro humano era arduo y empalagoso. Los empujones obligaban a virar el cuerpo y los carritos bloqueaban cualquier camino recto. Es decir, como la vida misma. Las esperas, angustiosas, y el ruido, embrujo para la intranquilidad. Cajeras autómatas y unas tremendas ganas de evasión intentando ver el exterior, totalmente ausente: cualquier mirada no alcanza más de un anaquel o un transeúnte.

Visto el pequeño ecosistema formado en un día clave a horas prohibitivas pero necesarias, uno se pregunta si esto es Navidad. Rebosar hiel por la boca, andar atropellando como si fuésemos los automóviles que infestan las ciudades, y lo que es peor, ensombrecer esa comunicación que nos hace seres vivos. Lanzar mensajes violentos para que no nos ataquen, no nos distraigan, no nos impidan conseguir ese preciado alimento. Sazonar insultos con delicadas viandas, empujar excusados prontamente y arrojados al objetivo. En definitiva, convertirnos en obedientes acólitos de un espíritu ya corrupto del todo. ¿Eso es la Navidad?. Obviamente, se puede argüir que no, por lo menos para los niños. Ciertamente, por ellos está la Navidad intuyo, no por lo adultos. Ya muerto el niño que llevamos dentro, ahora corrompemos el mensaje de humanidad, de paz para convertirnos en un elemento más de estas fiestas.

Visto lo visto en aquella jornada, en la hora punta de un día clave, me pregunto si todos ven con buenos ojos la Navidad, si todos la aceptarían como tal. Si alguno preferiría quitarla. Habrá que reflexionar sobre nuestros hábitos sociales y una vez más, en nuestra capacidad de respeto y tolerancia. Feliz año nuevo.