viernes, 19 de septiembre de 2014

Exposición en “El Círcol de Reus”.




Mi última obra fotográfica, Claroscuro, sigue girando como si de un grupo musical se tratara. El día de la inauguración es el encuentro con todas aquellas personas que les interesa lo que haces o que simplemente, por la pasión del Arte, acuden a conocer al Artista y su obra. Me surgió la oportunidad de exponer en esta entidad cultural de Reus y supone un lujo ver mi obra en estas paredes decimonónicas, en un salón coronado con lágrimas de cristal que iluminan catárticamente, transportando en conjunto al espectador en el viaje que el artista propone. 

Hasta el 2 de noviembre se podrá visitar la obra y por ende, un edificio y una entidad, que merecen la pena verse por dentro. Igual que el artista, entrar, no quedarse en la superficie. Os invito a ello a partir del 9 de octubre. Sed bienvenidos.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Cuti.





Es historia viva de la música aragonesa. Es música viva. Pocos músicos acaban un concierto con un teclado herido o rodando por los suelos. No es maltrato, a lo mejor la energía roquera que emana Cuti Vericad, no es fácilmente canalizable. Tanta pasión y electricidad pueden desbordar nuestros marcapasos. Aunque, eso sí, nos hacen avanzar por la senda de la vida de la mano del rock ´n´ roll.






miércoles, 3 de septiembre de 2014

Vetusta Morla.




Si hay un grupo por el que la industria musical apuesta, por el que el público llena recintos, o simplemente, un conjunto musical que convierta nuestro “valle de lágrimas” en algo más llevadero, ese es Vetusta Morla.


Estuvieron en Zaragoza el pasado mes de mayo, alimentando ese exquisito recinto del Arte que es el “Teatro de las esquinas” y volverán para el Festival de Música Independiente de Zaragoza (FIZ) este mes. Para rememorar y abrir boca con lo que se avecina en este FIZ2014 qué mejor que unas cuantas fotos de la cobertura que hice este año.
Que las disfrutéis.


miércoles, 9 de julio de 2014

En ruta.





El Arte no cesa de moverse. Nuestra andadura nos lleva este agosto a San Sebastián. En el Kursaal celebraremos un encuentro ferial en el que estaré presente compartiendo el aroma de esa tierra, aderezado con pintura, fotografía y escultura.
Estáis todos invitados.



www.donostiartean.com

lunes, 19 de mayo de 2014

The Fuzztones.






Un pensamiento me da escalofríos. A veces asisto a conciertos de grupos que peinan canas. Son viejas glorias siempre en activo. Parafraseando el dicho, hago mío eso de que los músicos nunca mueren (sean o no rockeros). A los hechos me remito a menudo cuando veo casos como The Fuzztones. Recalaron en Zaragoza y tocaron en el Centro Cívico Delicias, un recinto a modo de rotonda cultural que ha visto pasar el tiempo de formas diversas. Lo importante es que sigue siendo un punto de encuentro para nuestras almas. 

Precedidos por cuatro grupos teloneros, acabaron por dar un golpe encima de la mesa, que aún resuena en Nueva York. Entonces, cuando el paroxismo me sublima y el cerebro piensa delicuescentemente, la gota fría del placer extremo (ese que te pone a prueba) me hace pensar cómo sería asistir a un concierto de este grupo en el momento de máxima exultación energética de su carrera. Pensemos en sus años jóvenes y en el momento y lugar crítico, aquel que forja la leyenda.

Esto lo aplico a unos cuantos grupos musicales que veo en directo a lo largo de mi vida y cuyas edades suman cientos y cientos de años a la postre. The Fuzztones me transportó a su día y hora señalados en un Occidente convulso a su manera y que dejó huella en latitudes rockeras de diversa índole; en el caso que nos atañe, un rock garajero de gran calibre. Por ellos, por esos grupos que salen al escenario aún con silla para sentarse si hace falta, brindo con la juventud que tengo. Propia ella del alma como la de estos artistas que siguen en la brecha. Los motivos pueden ser diversos si los hay, pero en la atmósfera subyace la pasión por la música que se lleva dentro.

Resuena todavía un acorde eléctrico y me da la sensación de que seguiremos oyendo el eco de este grupo, y otros tantos, en nuestros oídos. Por suerte eso sí, a pesar de las canas.



jueves, 24 de abril de 2014

Exposición en Barcelona.





En pocos días, Barcelona contará con la presencia de tres artistas que tienen mucho que decir. Allí, bajo la amable égida del Mare Nostrum, parte de mi colección "Claroscuro" desembarcará durante unos días. Estaré muy bien acompañado por los artistas Roberto Ruiz y Joan Campillo. Una mezcolanza muy enriquecedora para el público asistente. 
Estáis todos invitados. 



miércoles, 16 de abril de 2014

Kepa Junquera.





Largo tiempo de espera, él mismo nos lo reconoció. Hacía años que el bilbaíno del acordeón no recalaba en la ciudad del Ebro. Pero el encuentro fue extraordinario. Su familia musical no pudo ser más universal: además de algunos artistas vascos, le acompañaban dos voces gallegas, un gaitero celta echando raíces en Zaragoza y un humor que me sorprendió. No suena descabellado decir que el acordeonista se acerca al estilo del monologuista, que reta a la vida rompiendo los agrestes días con la risa de un espíritu alegre. 




Y por supuesto su música. El conjunto es un viaje delicioso para saborear poco a poco. La espera mereció la pena. Y sobre todo en el que suscribe, pues nunca lo había visto en directo a pesar de conocerlo desde hace un tiempo. No debemos desesperar, él quiere volver sin mucha tardanza. Un acordeón especialmente tocado para endulzar las almas. No muchas para este encuentro en el Nuevo Teatro Arbolé, uno de los escenarios más pintorescos de Zaragoza. Pero aquella noche, las marionetas se tornaron carne al son de una música hipnótica. Se cierra el acordeón y no sale de él ninguna nota más. Pero sigue respirando. Escuchad, escuchad… 



lunes, 17 de febrero de 2014

En ausencia de Dios.

                                                                                                  


Pocas cosas pueden llenar el vacío. Una de ellas, un sonido con sentido hacia el sentimiento y nacido en las entrañas del Arte. Un gesticular ósculo labial abigarrado de texturas, que nos hace acariciar ese multicolor aroma de la música.

Pasión Vega fue ese sagrario de una voz sublime, aquella noche de febrero en la fría Zaragoza del Ebro. Apareció el calor de la mano de grandes artistas a los que honró en la Sala Mozart de nuestro auditorio, aderezado con alguna canción de su repertorio. Imagino que pronto desaparecerá para ser madre. Imagino que su arte seguirá fluyendo más allá de sus obras. Pero allí, esa fría noche de febrero, la niebla de nuestras vidas se disipó entre una voz balsámica y dos pianos acompasados para viajar más allá de nuestra piel. Más allá de nuestra existencia.


                                                                           

                                                                           

miércoles, 22 de enero de 2014

“ Bowie. Vida y discografía. “




A veces, al cerrar los ojos, me imagino andando en fabulosos mundos. Emprendo una especie de expedición por lugares no tan extraños como para sentirme extranjero, pero demasiado arcanos como para reconocerlos propios. El paisaje puede ser abrupto en un primer vistazo, pero la voluntad de disfrutarlo convierten una atmósfera anodina en un libro abierto de personalísimas clavículas. A veces, escuchando, conociendo las canciones de David Bowie, podría escribir un libro de viajes revestido de esta aura peregrina. Es, opino, un marchamo inherente al artista de Londres; su impronta ya es única haga lo que haga. Y no porque siempre sea original y creativo, sino por la contundencia con la que ha vivido y producido su Arte.

En 2013 se recordó a Bowie con una magna exposición retrospectiva del mismo. El lugar elegido fue la capital británica que le vio nacer un 8 de enero de 1947 en Brixton. David Robert Jones, de mirada penetrante, rostro enjuto y personalidad inconmensurable, inició con su vida un camaleónico periplo por el rock y el pop, hasta el punto de crear una imagen nueva de sí mismo en diferentes etapas de su vida. Demostró así ser inagotable. No hay más que escucharle, ver sus vídeos musicales e incluso la ropa que viste en ellos. Observar las fotografías de sus discos para darse cuenta de que no es como los demás artistas. Aunarse en maridajes catalizadores con otros virtuosos para alimentarse recíprocamente y dar paso al nacimiento de un nuevo personaje con fructíferas obras. Me vienen a la memoria las andanzas del grupo Tin Machine, la relación que le inspiró el mimo Lindsay Kemp, sus colaboradores, Brian Eno, Micke Ronson o sencillamente el Bowie artista, pintor desde 1975 o actor de películas en las que descubrimos cómo la vida puede llegar a ser un tablado de teatro como trasunto de una ficción inventada por el más ardoroso guionista de cine.

A estas alturas de su vida, hablar de David Bowie es placentero. Con su semblante que roza la cara de póquer y la mirada de quien lo ha vivido todo. Deleitarse con su obra no deja indiferente porque nos enseña a vivir en un mundo deshumanizado que, paradójicamente, convierte el Arte en panacea humanizadora. Por eso los artistas son necesarios. No todo lo que ha hecho Bowie me gusta pero siempre que me asomo a él aprendo algo. Y por supuesto hay canciones suyas que se marcan a fuego lento en la memoria. No creo que se le pueda etiquetar de artista total pero es un hijo de su tiempo, nuestro tiempo, como pocos. Y parece que en el 2013 se le reverenció como lo que es, alguien estrictamente necesario en la cultura mundial; como cantante, compositor, espectáculo y quien sabe si lo veremos en pinacotecas o marcando escuela interpretando. No lo sé. Pero sí sé que merece la pena conocerlo.

Aparte de su música podemos disfrutar con los ojos. Y para ello, además de las exposiciones, tenemos toda la literatura que hay sobre él. Por la vista y por el intelecto, entran las píldoras de este libro: “Bowie. Vida y discografía.” (Editorial BLUME, 2013). Es un libro de imágenes y textos, nada nuevo, pero algo le diferencia. Esas píldoras a las que me refiero son clave. El texto que nos conduce por la vida del artista está escrito por Paolo Hewitt, periodista especializado en música. Pero no es baladí la selección de citas de Bowie que jalonan el recorrido. Parecen de una sinceridad profunda, de honestidad tras un largo recorrido que revisten sus palabras de una impunidad hacia la conciencia, digna de quien no teme nada. A lo mejor padeció miedos, como todos. Miedo a sí mismo, a su creatividad, pero sale reforzado del envite avanzando en la vida. Tuvo, es humano, fragilidades: su disgusto a volar, su pasada adicción a la cocaína… Pero a cada tormenta le sucede un rayo de luz que se abre paso y crece conforme se disipan las nubes. Luz en su genialidad y capacidad de adaptación: los nuevos tiempos son un reto que amplían las perspectivas: en 1999, su disco ‘Hours’ fue el primer disco salido de las grandes compañías discográficas en venderse por Internet, antes incluso que saliera su versión física en CD.

Pero no ha sido una persona de récords. Lo que más me gusta de él es su capacidad de equipo, saber con quién estar es todo un arte. Y para el que suscribe, un fotógrafo, toda una muestra de imágenes con historia para sus portadas y diseños de discos. Y es que el destino nos une. Hace no mucho pude disfrutar en mi ciudad de una exposición sobre Brian Duffy, uno de los grandes fotógrafos de la moda y la música. Allí, en el Centro de Historias de Zaragoza, estaban las fotografías que son portada de este libro. Allí estaba un maestro que me sumió en una bacanal de sensaciones, que ha continuado con el saboreo de las páginas de esta publicación. Duffy fue uno de los estrechos colaboradores de Bowie, todos en sintonía. Cada imagen que ilustra sus discos tiene una historia detrás y posterior a su publicación. Es el caso del disco “Diamond dogs”, cuya imagen diseñada por Guy Peellaert sufrió la hiriente mano de la censura para disimular los genitales caninos en Estados Unidos. Nada nuevo bajo el sol. Otros fotógrafos trabajaron con él aportando su granito de arena: David Bailey, Terence Danovan… En los aspectos técnicos, el libro de Hewitt y Robert Elms (este último autor del exordio a los sentidos que abre el viaje) es preciso e incisivo. Algo necesario en publicaciones que priman la imagen sobre la letra. Hay que tener en cuenta que la estructura de este libro es un viaje cronológico a través de los discos de Bowie. Y al final encontramos toda la información detallada de cada trabajo, minuciosamente desglosada para hacer las delicias de los seguidores y el apoyo agradable al periodista musical. De hecho se puede decir que el lanzamiento del libro es sincrónico y actualizado, pues recoge hasta su disco “The next day” del 2013. Y no escatima información para desmenuzar tanto álbumes como singles, películas, reediciones y todo tipo de lanzamientos e intervenciones del polifacético artista.

Si a eso sumamos el agradable viaje visual, estamos ante una publicación bien trabajada. Tiene su mérito ante la avalancha de libros, o mejor dicho fotolibros que uno puede encontrar de gran variedad de músicos. Son la descendencia de los otrora editados en rústico, que nos mostraban las letras de las canciones. Ahora Internet suple esa necesidad del alma intelectiva y aunque de vez en cuando se editan las letras de canciones de toda una vida, prodigan más en los anaqueles de nuestras santas librerías, los libros de imágenes que intentan atrapar nuestra atención con la misma imagen de la portada. Por ello invito a ver este libro sobre Bowie como algo más. Como una cita nocherniega en un bar de más sombras que luces, en la que al fondo de la barra, pinchando música, una persona reclama que por un día (mejor, por una noche) podemos ser Héroes. Y de esta manera quedamos con David Bowie al son de una cerveza para conocerle. Su vida lo merece, su existencia invita. Reconozco no ser experto en el británico que nos atañe, pero confieso que los recovecos de su andar vital son realmente interesantes. De agradecer es el buen esbozo de los textos. Por cierto, Robert Elms, además de escritor es hombre de radio en la BBC. Algo tenemos las personas de este medio de comunicación para necesitar imperiosamente la música. ¿Nos imaginamos un mundo sin música? ¿Es posible una música sin Bowie? Ciertamente, pero no hubiese sido igual. Es de esos artistas que han influido desde su personalidad. Hay, como nos pasa a casi todos los autores, momentos de debilidad creativa. Bowie lo suple cantando temas de otros. También intentado romper las barreras de la moda. Pero ¿qué ocurre cuando la moda es él? La respuesta es posible que esté en la reinvención de la que hablaba más arriba. En el Arte todo es factible. Y a veces nos damos cuenta de que lo que hacemos no es nada nuevo, pero siempre aporta algo de nosotros. Ese personalísimo Bowie es el que hace Historia. Y esa vida necesita muchas páginas para ser descrita minuciosamente. En ese campo este libro es incompleto por la sencilla razón de que queda el futuro por venir. No creo que el origen de este trabajo fuese hacer una biblia de estudio. Creo que su objetivo era establecer una semblanza profesional y bien acompasada. De esta manera el resultado es satisfactorio. Como las citas que riegan el recorrido de la publicación. Pensamientos personales de Bowie dichos desde el Interior. Hay muchos donde elegir por su calado íntimo. Sin embargo termino parafraseando su opinión sobre la música, que (por desgracia) no evita los males de la vida, pero siempre está ahí con nosotros. Dando calor, mitigando el dolor, secando las lágrimas y dando energías para irradiar a nuestro corazón y a los demás. Pero eso nos incumbe a todos, a los artistas y al público. Ahora, la mejor sensación al cerrar las tapas de este libro (si es que existe el libro que se cierre del todo) no puede ser otra que la de escuchar a Bowie. Desde su primer álbum personal de estudio en 1967 hasta ahora, pasando por su construcción musical y sus escarceos artísticos: queda la obra, bailemos.






“Bowie. Vida y discografía.”
Introducción de Robert Elms.
Texto de Paolo Hewitt.
BLUME
2013