Si el sueño de la razón produce monstruos, la vigilia de la conciencia desvaría hasta la locura. Sumergirse en la hondura de nuestras entrañas puede ser un viaje que alimente la creatividad del artista. El artista, el poeta, máxima expresión de la creatividad misma; la magia de la palabra y su poder. Una vez más vuelvo al romanticismo. La elevación máxima del artesano del lenguaje.
A veces me sumerjo en el proceloso sueño de un romántico decimonónico. La riqueza de la percepción es infinita, por ello la creación artística nos pone a la altura de un dios. Aunque la bajada al Hades puede ser traumática. Un guía exquisito para ese viaje ondulante con un sabio Caronte, es Friedrich Hölderlin (1770-1843). Su poesía supone los arquetipos que alimentó el movimiento romántico, y sobre todo en Alemania, origen de esta percepción de la existencia. A nuestras mentes ha llegado un pequeño delicatessen. Se trata de “El sueño imposible (Antología poética) de Friedrich Hölderlin”, editado por Libros del Innombrable en 2010. Una selección de poemas realizada por Raúl Herrero que ha traducido y acotado Mariano Berdusán Cabellos. Pero es más, estamos ante una deleitosa traducción que ha hecho nuestro querido octogenario aragonés; como él comenta en el prólogo, disfrutando en ese encuentro con el poeta alemán y su idioma. Un regocijo en uno de los más grandes poetas alemanes de todos los tiempos.
Hölderlin sufrió en gran medida la vida. Los encontronazos con sus sueños rotos, sobre todo sus amores, a la larga imposibles e imposibilitados… Su vida es azarosa intentando vivir de su intelectualidad. Sus ingresos venían sobre todo de dar clases particulares y tutorizar jóvenes. Las últimas décadas de su vida fueron pasto de los desvaríos mentales de una mente quizás esquizofrénica. ¿Es ese el fruto de una sensibilidad desbordada en una sociedad agostadora para todos los sentidos? No creo que haya una sociedad perfecta, pero sí una sensibilidad necesaria. Es el caso de Hölderlin.
Pocos movimientos han conectado con la Madre naturaleza como el que nos trae, y Hölderlin es uno de sus máximos valedores. El amor y la obnubilación por los paisajes, por los ríos y por los hombres, es grandioso. Y cuando digo hombres, los incluyo en su entorno y en su pertenencia de donde procedemos. Lástima haberlo olvidado en nuestros días.
Los motivos de esta antología discurren por temas concretos y claves. La Naturaleza, la patria, el amor y la religión. Hölderlin, que hizo estudios de teología, admitió en su fuero interno esa querencia sublime a Dios. Un dios personal pero universal (¿hay mejor ley que el amor?). La Naturaleza cobra un tinte de deidad en su concepción del mundo y así se ve en su obra poética. Todo se basa en la bondad y en la virtud. Es una constante. Y ese es el camino a la felicidad, la comunión de los sentimientos. Uno de ellos, el amor, el más intrincado de todos. Atisbos de soledad se recogen en algunos poemas, entre ellos los personificados en Diótima, uno de sus amores terrenales, transfigurado en el célebre personaje de “El banquete” de Platón.
Pero el soñador que es Hölderlin nos habla también de la gran belleza de la comunión de la gente, el sentido patrio del pueblo. No pierde nunca la fe en el hombre. En su camino recto a través del Bien, caminando así “por senderos de bendición”.
La magnificencia de la trascendencia, los Celestes, que él llama. Alimentando siempre la conexión con la deidad, pues como dice en su poema La gloria, “la armonía está relacionada con Dios”. Ciertamente el romanticismo fue muy cristiano en sus orígenes. Pero tendiendo a un cristianismo idealizado y en concomitancia con la Naturaleza.
Además Hölderlin fue un apasionado de la Grecia clásica que tanto estudió y amó. Grecia y sus ansias de libertad cuando estaba ocupada por Turquía, fue no vano motivo romántico para muchos autores y en la persona que nos ocupa, Hiperión fructificó en su héroe trágico y a la postre solitario. Un personaje de novela que encontramos poetizado en esta antología.
El paseo propuesto en esta selección de poemas es gratificante para el acercamiento al célebre poeta. A su vez, el disfrute es exquisito. A través de los ojos de Hölderlin uno siente la comunión con la vida en su más profunda dimensión. Es un dejarse llevar por las cosas del día a día para ver más allá, ver en el interior y descubrir ese sentido total de la existencia que caracterizó al Romanticismo. Esa pertenencia al Todo que a su vez imbuye al individuo. El sueño imposible, se dice, pero seguimos soñando.
“El sueño imposible (Antología poética)”
Friedrich Hölderlin
Libros del Innombrable
2010
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