Es historia viva de la música aragonesa. Es música viva. Pocos músicos acaban un concierto con un teclado herido o rodando por los suelos. No es maltrato, a lo mejor la energía roquera que emana Cuti Vericad, no es fácilmente canalizable. Tanta pasión y electricidad pueden desbordar nuestros marcapasos. Aunque, eso sí, nos hacen avanzar por la senda de la vida de la mano del rock ´n´ roll.
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