jueves, 22 de marzo de 2012

Gracias.


Ya ha pasado un tiempo desde que la Estación del Silencio se despidiera de Zaragoza. Un bar como éste mereció mis elogios a través de un anterior artículo. Y ahora, poco antes de que abra de nuevo sus puertas, de la mano de otros capitanes, es tiempo de mostrarles mi agradecimiento personal; no podía ser de otra manera que a través de mi arte fotográfico.

En diciembre se hicieron dos fiestas de despedida con sabor agridulce pero de gran energía humana. Estuve en ese segundo día, el trayecto final del abrazo melancólico para todos aquellos que llevamos sangre musical por las venas, y ahí quedó mi reportaje que ahora muestro en mi espacio Flickr.

Fueron dos noches mágicas de música en directo, en las que además, los factótum del legendario local, dieron unos premios personales a diversas personas y grupos. Un acto de humildad que dice mucho de Antonio y Boch. Somos los demás, los que estamos agradecidos.

Por ello, como homenaje y gratitud, ahí van mis fotos de lo que esa noche del 23 de diciembre de 2011, se subió al escenario de la Sala Oasis para mostrar un hasta luego. Y es que nunca hay que nombrar la palabra adiós, pues cuando el alma habla siempre habrá un reencuentro.




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