La sala de exposiciones del Patio de la Infanta, de la sede de IberCaja en Zaragoza, acoge una muestra más que recomendable. Se trata de una selección de fotógrafos… pero no son unos autores cualesquiera. No me gusta hablar mucho de generaciones de artistas, salvo grupos creados ad líbitum, pero en este caso conviene mirarlos así. Da la impresión de que un carácter cultural, en determinadas épocas y circunstancias, es proclive a un elenco con raíces comunes. Y visto de esta manera, uno se rendiría a la mirada que la Hungría de la primera mitad del siglo XX, proyectó en el Arte postvanguardista.
De esa tierra y de este espacio de tiempo, se han seleccionado a unos fotógrafos que han hecho grande este Arte de la imagen. Sus nombres hacen brillar las pupilas del alma: Brassaï, Robert Capa, Martin Munkácsi, André Kertész y László Moholy-Nagy.
La idea es mostrar un pequeño elenco de artesanos de la imagen en todas sus vertientes: Capa en fotoperiodismo, Moholy-Nagy en el abstracto experimental, Brassaï como retratista de la noche que fue, los puntos de vista de Kertész, o los retratos inmortales de Munkácsi. Cada uno de ellos aportó de alguna manera, algo distinto a la fotografía. Y esa diferencia con el resto de los mortales hizo transformar el Arte.
La exposición que se puede visitar en Zaragoza hasta el 31 de diciembre, supone una pequeña selección. Un perfume visual en pequeñas gotas que a la postre dan más hambre. Hambre de sensibilidad, de ver, de soñar y de fotografiar. Y esto, en la época en que vivimos, que me atrevería a calificar de “dorada” para la divulgación del medio fotográfico, no es poco. Es un deleite.
Delectación por cierto algo oscura. Me atrevo, desde mi humildad de peatón, a criticar la distribución de la iluminación en la sala. Muchas fotografías están casi en penumbra y no creo que eso sea aconsejable para su visionado. Iluminar una obra es peliagudo. Hay que procurar que el foco al uso no se refleje en el cristal, pero el opuesto no es recomendable. Hasta tal punto, opino, que en el catálogo, las imágenes se aprecian mejor. Una publicación por cierto, bien editada y a buen precio, doce euros. Con los tiempos que corren, es digno de mención y alabanza.
El breve paseo por este grupo de artistas húngaros supone varias paradas enriquecedoras. Desde la moda (por la que muchos pasaron) hasta la guerra (le debemos mucho a André Friedman). Todavía quedan días para verles, os invito a dejaros llevar en este viaje por el tiempo. Un tiempo, que es como nosotros, Humano.
“Maestros húngaros de la fotografía.”
IberCaja Patio de la Infanta
Hasta el 31 de diciembre de 2011
Zaragoza
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