miércoles, 10 de junio de 2009

Mónica Naranjo



Otra de mis facetas fotográficas es la cobertura periodística de música en directo. Confluencia de dos de mis pasiones: la imagen y la música. Más adelante hablaré de esta carrera paralela de mi labor, aunque para ilustraros mi trabajo os recomiendo encarecidamente que visitéis www.aragonmusical.com Con ellos llevo ya ligados más de tres años en una primorosa hermandad. Si queréis estar al tanto de todo lo musical en Aragón, este es vuestro sitio.

La música entra a colación de mi última “cobertura” que en este caso fue la de la cantante catalana Mónica Naranjo. Por un lado me invadía la curiosidad por ver en directo la ya legendaria voz de esta portentosa de los escenarios. Y dicho sea de paso, quise conocer de cerca a esa persona, que como capricho del destino, hizo compartir conmigo un curioso detalle. Ambos, ella y yo, hemos nacido el mismo día, el mismo mes y el mismo año. Los dioses saben si incluso a la misma hora. Sería ese… un capricho muy selecto del destino.

Mónica es una “rara avis” de la música. Con catorce quince años ya preparaba su voz académicamente e incluso llamaba a la puerta de discográficas. Y dicho y hecho, de esta manera publica su primer disco en 1994, su título es homónimo. El éxito sin embargo no se produce en España (algo habitual para artistas de fe). Es en México donde se convierte en una diva del pop. A partir de ahí todo son altibajos pero con sello propio. Con voz propia, y con seguidores incondicionales.

Voces así hay pocas. Dicen los expertos, capaz ella de deslizarse más allá de los terrenos del contralto dramático y soprano spinto. Por tanto, quería verla, comprobarlo.

El 4 de junio su gira “Adagio” desembarcaba nada menos que en una de las mejores salas de música de España, la Sala Mozart de nuestro Auditorio de Zaragoza. Acompañada con una orquesta que ponía música a su carrera, dejando a un lado el rock y el pop que conforman su habitual seña de identidad, para homenajear sus veinte años de andadura.

Lo que escuché fue una voz ciertamente deslumbrante en un panorama musical español embriagado de voces melosas y acarameladas, empalagosas hasta el vómito. Su personaje me pareció tan cercano que a ratos no quería parecer lo que mostraba, ser una diva venida de la lucha pero con oropeles que dejaba caer voluntariamente para desnudarse ante sus incondicionales. Eso me pareció digno. Ser uno mismo hoy en día está mal visto todavía.

Quizás ese calor humano, la emoción o yo qué se misterios de la voz, hizo que ésta, precisamente le fallara y necesitase, en plena interpretación, carraspear de tal manera que poco menos el sonrojo enmudeció nuestras pieles. Yo nunca había visto ese lapsus en mis nueve años largos de carrera fotográfica musical.

Aparte de ese “errarum humanum est” la impresión que me dio es la de todo un personaje.

Su música, hasta la fecha, me parece una mezcla de poprock rosa alimentada de los gustos de la gente corriente, es decir, casi todos los mortales que somos. Y a partir de ahí pone un estilo que es único en España, aunque no en Occidente. Voces como la de Mónica hay y ha habido pocas pero las ha habido. Me gustaría ver su talento explorar nuevos campos más alternativos y más oscuros incluso, aunque eso la alejaría del pop. No así creo de sus seguidores, que llenaron prácticamente la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.

Para mi pesar no haberla visto en directo con su anterior trabajo. La verdad es que no la había visto en directo nunca. Intuyo, dados mis gustos, me gustará más como antes. Pero el Arte es experimentación. Y en eso hay que ir adelante. A fin de cuentas el estilo propio no se pierde nunca. Y eso, a pesar de algunas chabacanerías, reconozco que Mónica Naranjo lo tiene y es del bueno.





2 comentarios:

  1. Bueno, bueno, que sorpresa encontrarme con tu blog. Lo pondré en mis favoritos para poderte seguir de cerca. Ya se que eres un experto en fotografía de conciertos. Espero nos muestres esas estupendas fotos que haces.
    Un abrazo.
    Manuel Arribas.

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