Como soy un poco pagano con las festividades religiosas, en la reciente fiesta de la Epifanía, aproveché para escaparme hacia tierras castellanas. En un viaje al pasado recalé en Sigüenza. Tenía una cita caballeresca con cierto doncel y algunas piedras milenarias. Ante la ausencia de nieve y procelosos cielos, un astro rey iluminó mis andares... a la postre, mis fotografías.
Siguiendo con la opinión de cosecha propia, por la que habida cuenta de lo poco trotamundos que soy, menos deleitosas fotos de viajes hago, me sorprendía a mí mismo con esta composición con la que abro boca del presente año.
Y es que a veces el azar produce sorpresas. Con mi teléfono móvil capté la instantánea que muestra un poco de todo, como en botica. Algo de cierto castillo que da fama e historia a Sigüenza, un caminito limítrofe a modo de epígono peregrinaje por rutas de nuestro Cid Campeador y la entrada sin invitación, del reflejo del sol a través de unas lentes milimétricas.
El resultado es lo que se ve, es decir, un mediocre remedo de lo que podría hacer imitando a mis amigos viajeros del Círculo Fotográfico de Aragón. Pero yo, empecinado en mis fantasías que no conocen fronteras, hago testimonio gráfico a la altura de un oriental furibundo de la captura exacerbada de instantáneas. A buen seguro, estos hijos del sol naciente que tanto se prodigan por Europa, harán mejores reportajes de sus viajes que yo.
Desde luego, amigo mío, tienes delito, tropecientos mil euros en un equipo fotografico de altura, como tu alma errante y no ubicada en pericias viajeras; y se lanza cual japones recien salido del autobus a la captura via movil, que yo creia que para seres sensibles,como vos, solo se utiliza para hablar... ¿donde esta tu máquina?, eres fotografo no ??
ResponderEliminarA ti, como buen fotógrafo, ya te sobra hasta la cámara. Saludos.
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